martes, 17 de julio de 2012

Las ceremonias laicas de despedida, una realidad por descubrir


Pocas veces acostumbramos a entrar en los cementerios, salvo en los entierros o cuando las guías de viajes nos descubren que en alguna ciudad que hemos escogido para pasar algunos días de visita turística hay un recinto único. Esto es lo que hice a finales de junio, durante una estancia en París, ciudad que visité con algunos allegados. Pasear por las calles de una ciudad de tumbas ayuda a abrir ciertos debates, que en ocasiones, son difíciles de abordar.

¿Cómo nos gustaría ser enterrados? ¿Cómo desearías que fuera tu despedida? ¿Cómo te gustaría ser recordado? Son preguntas difíciles y puede que un poco tétricas, pero es una realidad que forma parte de nuestra propia vida.

Cuando ya llevábamos un trecho recorrido por el cementerio y enfrascados en intentar responder a algunas de estas cuestiones, una de las personas que me acompañaba confesó que cuando muriese desearía “una ceremonia espiritual”, en la que el lado más humano y personal tome todo el protagonismo. ¿Pero existe esta posibilidad?, me preguntó.

Precisamente, el pasado 28 de junio, Serveis Funeraris de Barcelona y Grupo Mémora ofrecieron en el oratorio del tanatorio de Les Corts de la capital catalana el II Memorial laico, una iniciativa pionera en toda España, en la que a través de un acto cercano, íntimo y entrañable, se hizo un reconocimiento colectivo a todas aquellas personas que nos dejaron el año pasado y en las que sus familiares y amigos escogieron como ritual de despedida una ceremonia laica.

El hilo conductor de este tipo de ceremonias es la estima hacia la persona que ha muerto. La música, la lectura de escritos, de poemas o los montajes audiovisuales son, en ocasiones, recursos que nos ayudan a construir actos rituales alternativos a los tradicionales, históricamente vinculados a una creencia religiosa.

Escoger esta opción posibilita hacer un acto más participativo y de vivencia colectiva, donde la inexistencia de guiones prestablecidos facilita la espontaneidad en la demostración de los sentimientos. El rito toma todo su sentido, pues se convierte en un espacio de elaboración del duelo individual y grupal, una ocasión para vivir los sentimientos de dolor o tristeza, no para revolcarse gratuitamente en ellos, sino para iniciar o continuar un correcto proceso de duelo.

Al finalizar el acto, en el que nietos y abuelos, padres e hijos, hermanos y hermanas tomaron parte activa de la ceremonia, me sorprendió comprobar cómo varios asistentes se dirigieron a algunos profesionales que habitualmente conducen las ceremonias laicas para transmitirles hasta qué punto habían quedado grabadas en su memoria las palabras y gestos que en su día dedicaron a sus seres queridos.

Constaté así la huella imborrable que deja este tipo de ceremonias en la retina de quienes la viven. Porque como ya decía el filósofo y escritor Cicerón, “la vida de los muertos consiste en hallarse presentes en el espíritu y en la vida de los vivos”. 

miércoles, 4 de julio de 2012

Un bocadillito de jamón y una cervecita


Mi madre, que ya tiene 76 años, todos los sábados por la noche se concede su capricho semanal: comerse un “bocadillito de jamón con una cervecita”, como ella misma explica. Seguramente podría pensarse que esta actitud no forma parte de un hábito de alimentación saludable y que ello contraviene algunos de los parámetros que determinados profesionales de la salud recomendarían a una persona de su edad y condición física.

La Organización Mundial de la Salud define, en la década de los años 50, la salud como “el completo estado de bienestar físico, psíquico y social y no solamente la ausencia de enfermedades”. Evidentemente todos los hábitos saludables deben conducirnos hacia el bienestar físico, pero hay situaciones en la vida de las personas en las que hay que saltarse las reglas marcadas, pues ello aporta un bienestar psíquico, que puede llegar a resultar igual o más placentero.

Ésta es una de las reflexiones personales que me hice después de ver la película Arrugas, basada en el cómic del premiado Paco Roca, que hace ya algunos meses se pudo ver en las pantallas y que fue el eje de un coloquio en el que participé el pasado mes de mayo en el marco de la celebración de FiraGran 2012, un encuentro dedicado a las personas mayores que se celebró en L’Hospitalet de Llobregat, coincidiendo con el Año Europeo del Envejecimiento Activo.

La película Arrugas narra la amistad entre Emilio y Miguel, dos personas mayores que viven en una residencia geriátrica. Su manera de enfocar el día a día tiñe de comedia y de ternura su vida en el centro, que es bastante aburrida. Aunque para algunos de sus compañeros la vida ya ha terminado, ellos acaban de empezar una nueva.

Arrugas nos ofrece muchos elementos de debate. ¿Cómo afrontamos la soledad cuando nos hacemos mayores? ¿Cómo podemos mantenernos sanos? ¿Debemos planificar la vejez o nuestros hijos han de decidir por nosotros? ¿La sociedad, la publicidad y los medios de comunicación arrinconan a las personas mayores? ¿Las hacen invisibles?

El film me transmitió dos mensajes interesantes: el primero es que la vejez ofrece oportunidades para cambiar de actitud y la manera de ver las cosas y el segundo es que la amistad, en este caso el vínculo entre los dos protagonistas, es la fuerza que ayuda a hacer este giro.

Un giro que permite constatar que pese a las dificultades que pueden surgir con el paso de los años, hay que enfocar la vejez, aceptando esta situación, pero a la vez viviéndola desde una actitud positiva. Si el cerebro sigue funcionando, hacernos mayores puede ser una buena oportunidad para dedicarnos a aquellas actividades que nos quedaron pendientes.

Ésta es precisamente una de las tesis del libro La hora de la verdad de la escritora Rosa Regàs, que os aconsejo leer. Habla de vejez como “un canto a la vida, que no huye de la proximidad de la muerte, pero que también nos incita y nos da alas a nuestras vocaciones ocultas, las que hemos mantenido escondidas tantos años y que ahora, liberadas y descubiertas, pueden finalmente florecer”.